MI EXPERIENCIA CON SUSANA OLALLA
Soy Soledad Alcalde, mamá de dos niñas de 5 años y un mes, me gustaría exponer brevemente mi experiencia de trabajo con Susana Olalla, es difícil condensar en unos párrafos tantas vivencias y tantas conversaciones interesantes con ella, pero haré un esfuerzo para intentar plasmar en qué consiste el trabajo de una doula.
Lo primero decir que yo era una persona con un terrible miedo al parto , con 30 años decidí ser mamá y los fantasmas del dolor, el miedo, la incertidumbre ante la nueva situación, empezaron a rondar por mi cabeza con mucha intensidad. Notaba que mi conexión con mi parte femenina había estado bloqueada durante muchos años, las causas: una relación difícil con una madre sumisa y castrante, una visión negativa de todo lo que rodeaba la mundo de lo femenino, veía el hecho de ser madre, de parir, como un “castigo de Dios”, como que las mujeres estábamos de alguna manera condenadas al dolor, la abnegación, el sacrificio, todo lo que yo había visto y aprendido de mi madre y que yo no quería perpetuar. Pero tampoco disponía de un modelo de mujer que me diera fuerza para afrontar la nueva situación con valentía y seguridad, es como si necesitara ag arrarme a las mismas entrañas de la tierra para sacar el coraje de dar vida, la fuerza para decir sí, para confiar y dejarme mecer sin oponer resistencia.
En esto estaba cuando conecté con Susana Olalla, yo ya tenía referencias suyas y decidí conocerla estando yo embarazada de 4 meses. Fue como un soplo de aire fresco, hablaba del parto como una experiencia natural que incluso podía vivirse de forma placentera, esto me resultaba muy chocante, hablaba de la maravilla de la vida, de la suerte que teníamos las mujeres por poder dar vida, de recuperar el instinto de parir, de conectarnos con nosotras mismas, de confiar y de cómo los pensamientos y sentimientos podían favorecer o impedir el desarrollo de un embarazo y parto.
Hablaba de cómo el momento del nacimiento configuraba la personalidad y de cómo ayudar a crear seres más amorosos partiendo de un parto consciente y no violento. Todo esto era totalmente nuevo para mí y me interesó mucho. Ella venía a mi casa de vez en cuando, me hacía visualizar el momento del parto y conectarme con la bebé que llevaba dentro, me enseñó a confiar en mi naturaleza de mujer, en mi cuerpo, que él sabía qué tenía que hacer y que sólo había que dejarlo, no bloquearlo con miedos o pensamientos negativos. Me ayudó a sentirme poderosa, dichosa, segura. Hacíamos diferentes trabajos, desde masajes a relajaciones, visualizaciones, dibujos…etc, todo ello desde el amor y la confianza.
Llegamos a entablar una bonita amistad que todavía hoy dura. Ya hace 5 años que se produjo aquel parto, puedo decir que mi actitud en todo momento fue de tranquilidad, confianza en mi naturaleza, fuerza…., ahora acabo de repetir la experiencia del parto y puedo decir con orgullo que los fantasmas del miedo quedaron enterrados para siempre .
Tras el parto Susana siguió viniendo en algunas ocasiones a mi casa, para apoyarme en el proceso de la crianza, me sentía acompañada, afortunada por la experiencia que estaba viviendo, ella hacía que me sintiera especial e importante, podía hablar con ella de cualquier cosa, consultar dudas…y ella siempre me ayudaba a confiar en mi instinto a conectarme con mi bebé, a estar bien para que ella (mi bebé), también estuviera bien.
Pude comprender cómo los bebés están estrechamente conectados al campo emocional de la madre y lo importante que es estar bien para transmitir ese bienestar a la pequeña criatura, pude sentir la fuerza de alguien que te apoya, que se interesa por ti, que te brinda su amor y su sabiduría. En esos momentos tan especiales en los que se está tan vulnerable lo menos que se necesita son consejos sobre lo que se tiene o no se tiene que hacer, que por lo general siempre son contradictorios y cada persona que los da trasmite unos diferentes, con lo cual una corre el riesgo de volverse loca si quiere hacerle caso a todos.
Lo que realmente se necesita es alguien que te ayude a confiar en ti, en que tú sabes (aunque creas que no sabes), en que tú eres quien mejor sabe lo que necesita tu pequeño retoño, alguien que te permita la conexión con tu esencia, con tu alma de mujer, con la fuerza de la madre tierra que se abre para dar sus frutos, y para mí ese alguien fue por suerte Susana Olalla.
Gracias a ella y todas las que como ella apoyan a las mamás y a los bebés con amor y esa sabiduría e instinto que la sociedad tecnificada y “moderna” ha hecho que olvidemos.
Sole